Los orígenes de Kubala
El contexto de la Guerra Fría es clave para entender sus primeros años como futbolista profesional.
Un partidazo de Kubala en Sarriá le abrió las puertas del Barça, pero tuvo que esperar casi un año para vestir la camiseta azulgrana en competición oficial
Ladislao Kubala fue un futbolista que marcó un antes y un después en la historia del Barça. Pero quizá la faceta más desconocida de este "barcelonés de Budapest" fueron sus orígenes convulsos, en consonancia con la turbulenta época que le tocó vivir a su niñez y primera juventud. Les recordamos hoy que se cumple el 10o aniversario de su muerte.
El niño de la pelotaLadislao Kubala Stecz nació el 10 de junio de 1927 en un suburbio de la capital húngara. Su padre, Pavel, era albañil y su madre, Anne, trabajaba en una fábrica de cartonaje. Ambos eran eslovacos y habían emigrado a Budapest huyendo de la pobreza de Bratislava.
Sin embargo, Kubala vivió una infancia feliz. Si bien a él le gustaba el boxeo, desde muy pequeño se decantó por el fútbol, muy bien aconsejado por los maestros de su escuela, que vieron que aquel chico rubio y robusto tenía madera de crack futbolístico. Y es que Laszi llevaba en la sangre el ADN de este deporte, ya que Pavel Kubala, su padre, además de obrero de la construcción era un buen futbolista del Ferencvaros.
La madre le hacía bolas de papel o trapo y él dejaba boquiabierto a todos con su dominio de aquellas pelotas improvisadas (no en vano era conocido popularmente en el barrio como 'el Niño de la Pelota'). El pequeño Kubala jugaba en cualquier lugar: en las aceras, los solares, al empedrado de la calle o en parques públicos.
Un fenomeno desde muy jovenEn 1939, con sólo 11 años, ya jugaba en el Ganz, pero poco después estalló la Segunda Guerra Mundial y las competiciones oficiales se suspendieron. Por fin, en la temporada 1944/45 Kubala fichó por el primer equipo del Ferencvaros. Esto conllevó que ganara su primer sueldo como futbolista, y poco después lo llamaron para jugar en la selección nacional húngara.
En 1945 fue contratado por Bratislava, uno de los mejores equipos eslovacos. Kubala, en una prueba más de su dedicación absoluta al fútbol, pidió permiso al club para residir en las dependencias del mismo campo de juego. El entrenador del Bratislava era Fernando Daucik, que más adelante se convertiría en su cuñado. Dos años después llegó su consagración definitiva, ya que con sólo 19 años fue diez veces internacional por Checoslovaquia y campeón de Liga con el Bratislava. El 17 de abril de 1947 se casó con Anna Viola Daucik, hermana de su entrenador.
Poco después unos directivos del Vasas -el nuevo nombre del Ferencvaros- se entrevistaron con él y le convencieron para que volviera a su antiguo club. Kubala aceptó y la primera tarde de su regreso a Budapest, con dinero fresco en el bolsillo, se dedicó a coger todos los pobres que encontró, les llevó a una tienda de ropa y los vistió de la mejor manera. Con él, el Vasas ganó el torneo centroeuropeo y Laszi fue de nuevo internacional para Hungría.
Huida y desventurasSin embargo, con Hungría bajo el régimen estalinista y en plena guerra fría, Kubala sentía que se ahogaba. Así, a principios del año 1948, terminado un partido del Vasas huyó a Austria con algunos compañeros del equipo, primero disfrazado de soldado soviético en un camión y luego a pie hasta la frontera a través de colinas nevadas. Su mujer y su hijo Branko se quedaron atrás, en Checoslovaquia. No los volvió a ver hasta junio del 1949.
Kubala se refugió en Innsbruck, la capital del Tirol. Italia estaba a un paso. En la localidad de Busto Arsizio, cerca de Milán, jugaba el Pro Patria, que lo quiso fichar, pero la Federación Húngara hacía imposible que Kubala pudiera volver a jugar. Finalmente, con la promesa del secretario de la FIFA que con un año de sanción se podría solucionar, el 20 de marzo de 1948 firmó contrato con el Pro Patria.
Con este equipo italiano jugó algunos partidos amistosos, pero su caso no parecía tener solución. Fue entonces cuando el Torino se interesó por su fichaje y le invitó a viajar a Lisboa, donde el equipo debía disputar un partido, pero Kubala no fue con ellos, porque de repente recibió la noticia de que su mujer y su hijo, escapados de Checoslovaquia, le esperaban en Udine y canceló el viaje a la capital portuguesa. El destino quiso que en el vuelo de vuelta desde Lisboa el avión en que viajaba la expedición del Torino se estrellara. Aquel 4 de mayo de 1949 murieron casi todos los componentes del equipo italiano.
Mientras tanto, la situación personal de Kubala empeoraba y tuvo que ir a vivir con su familia a los antiguos estudios de Cinecittà, en Roma, ahora convertidos en campo de refugiados aliado. Fernando Daucik, que también había huido de Bratislava, propuso la formación de un conjunto de expatriados de los países del Este para jugar partidos amistosos contra los equipos de las naciones que los quisieran acoger. El nuevo equipo, llamado Hungaria, jugó contra el Espanyol en Sarrià el 15 de junio de 1950. Aquel día Kubala hizo un partidazo y marcó cuatro goles.
Jugador del BarçaAgustí Montal Galobart, presidente del FC Barcelona, dijo esa misma jornada al secretario técnico Josep Samitier: "Este chico es extraordinario. No nos lo podemos dejar escapar. Prepare un contrato esa misma noche". A las pocas horas Kubala fichaba por el Barça, pero desgraciadamente la prohibición de jugar partidos oficiales continuaba vigente. Mientras tanto, Daucik había sido nombrado entrenador y el equipo barcelonista sólo pudo quedar cuarto en la Liga 1950/51.

