LA NOCHE QUE SE SALVÓ EL CLUB.
Hace ahora 100 años, el Barça estuvo a punto de desaparecer, el Barça era tan solo un grupo de amigos que lo pasaba bien jugando al futbol, pero el paso de crear una estructura de mínima entidad se les hacía muy difícil porque todo el mundo tenía sus obligaciones laborales y el mundo del futbol comenzaba a pedir más esfuerzo.
Pero la noche del 2 de diciembre se dio el gran salto adelante.
El futbol de los pioneros era una actividad con voluntarismo y ninguna profesionalización. Los entusiastas del deporte protagonizaban todos los papeles de la obra, jugaban, organizaban partidos, escribían y traducían reglamentos, dirigían los clubs, todo. Obviamente este funcionamiento no se podía mantener si el futbol como así fue comenzaba a tener un mínimo de aceptación. Dicho de otra manera, que era más difícil mantener un club que fundarlos.
En este contexto, en 1908, el Barça vivió quizás su momento más crítico. El impulso de sus creadores había menguado, y los que se incorporaron después no se veían con ánimo suficiente de salir adelante. El número de socios había menguado de manera increíble y estaba bajo mínimos. A finales de 1907 había 163 socios, y cuando se llegó a la asamblea de la que estoy hablando, el 2 de diciembre de 1908, quedaban solamente 38 socios, menor número aun que en 1900.
La situación era precaria, bastante precaria, y el Presidente Vicente Reig, elegido el 11 de noviembre, dimitió acto seguido. Aquel año se jugaron solamente nueve partidos, cuando lo normal era jugar alrededor de 20 partidos por año. La crisis era muy evidente, y se convocó una asamblea extraordinaria para tratar la DISOLUCION DEL CLUB.
Parece que unos 20 socios fueron los que acudieron al Gimnasio Solé donde se celebró la asamblea trascendental. El vicesecretario Francesc Sanz, que a la vez jugaba de mediocentro, expuso la crítica situación que atravesaba la entidad, sobre todo por la falta de socios. El vicepresidente Carles Wallace, que era un delantero muy goleador, se ofreció en nombre de los jugadores y preguntó si no había nadie dispuesto a salvar al club. Si había alguien le seguirían.
Fue entonces cuando Gamper pasó a la acción. No sé que podía pasar por la cabeza del fundador, pero lo cierto es que se encontraba como os habréis dado cuenta en el mismo gimnasio donde fundó el Club. Un Club, que en cierta medida, era de su creación, pero del que en los últimos años se había apartado.
A pesar de todo, Gamper tomó entonces la gran decisión: estaba dispuesto a dar un paso adelante y asumir por primera vez la presidencia del Club. El Club no puede morir dijo con voz grave, y se puso al mando de la nave azulgrana. Aquella noche, Gamper se puso como Presidente del Barça, y Wallace (alma de los jugadores) continuó como vicepresidente. El Club se había salvado y en muy poco tiempo llegaron los resultados.