«Paco Clos, el futbolista de moda». Este era el titular que con una destacada tipografía abría la sección de Deportes el 2 de marzo de 1985. Una página dedicada casi por entero a este jugador del Barcelona que se había distinguido en el partido jugado por la selección nacional ante la de Escocia en el Sánchez Pizjuán. El jugador de Mataró, con 25 años entonces, debutaba como internacional y tuvo la suerte o el acierto de marcar un gol que además de su espectacular ejecución era trascendental para mantener las aspiracones de España cara al Mundial de México que iba a disputarse en 1986.
La fortuna parecía haberse aliado con el ariete del Barça pues sólo unos meses antes era un suplente olvidado en el vestuario del Nou Camp sobre cuya cesión a otros clubs se especulaba. El accidente de automóvil sufrido a primeros de año por Carrasco, su compañero, hizo que Venables, el técnico azulgrana, se fijara en él. En su debut ante el Zaragoza logró, de cabeza, el gol del empate. Desde aquel momento se mantuvo fijo en la alineación. Al seleccionador nacional, Miguel Muñoz, le llamó la atención el juego, calidad y capacidades del jugador, de ahí que lo llamara para formar parte del combinado que se enfrentó a Escocia en Sevilla. El golazo que marcó lo catapultó a la fama.