Un profesor de filosofía, nos comentaba en los tiempos en los que yo era delgado y muuucho más joven: “La vida de cada uno, es como un camino en el que no sabemos los sitios donde vamos a parar, ni adonde ni cuando llegaremos al final de él”.
Conforme vas pasando por esta vida, conforme vas caminando, vas y sin querer te dices a ti mismo ¿Yo que metas me puse al comienzo y a que destino quería llegar?
Bueno, pues después de pensar, darle vueltas y pensar más, llegas a la conclusión de que lo importante es caminar cada día, disfrutando del hoy, vivirlo con intensidad, trabajar por conseguir lo que te ilusiona… luego la vida hará lo que le dé gana, y terminaras donde menos te podías imaginar. Pero vivir, nadie te podrá decir que no hayas vivido.