Nos gustaría llegar a comprender cómo hemos llegado a esta situación, ahora mismo estamos desubicados, incrédulos, desilusionados ante lo que está aconteciendo delante de nuestros ojos. Negociaciones que no llegan a buen puerto, decisiones que nadie entiende, fichajes realizados que al minuto se descartan, quedarse observando como uno de nuestros pilares se va por la puerta de atrás quedando como enemigo público cuando los que en realidad lo son, son los mismos que dicen defender los valores, la bandera, el escudo de nuestro Club; los que deciden quién viene, quién se queda, y quién se va; los que tienen el dinero, los que controlan el palco, los que abase de errores no forzados están destruyendo – por no afirmar que ya lo han conseguido – el legado que nos descubrió Johan Cruyff y que después de varios años, tras idas y venidas, tras decisiones que hoy en día se están repitiendo y de manera más vil, revivió Josep Guardiola.
Antes hacía referencia a lo que estaban viendo nuestros ojos, los mismos que vieron la primera Copa de Europa con Johan en el banquillo, los que vibraron con el número 4 en el centro del campo, los que quedaron encantados con la magia de Ronaldinho, los que vieron por primera vez la muestra más bella y más sincera de lealtad a un Club, a un escudo; Lionel Messi. Esos ojos han visto cosas que otras aficiones jamás podrán ver, sentir, vivir.
La mayoría de nosotros somos conscientes del patrimonio sentimental que nuestro Club ha tenido y sigue teniendo, menos los que comandan la nave o, al menos, dicen comandarla. En nombre de todos – o la mayoría – los aficionados del Fútbol Club Barcelona me siento con la obligación moral y sentimental de redactar y desarrollar mi profundo sentimiento de desesperación, de infelicidad y de tristeza acerca de los recientes acontecimientos acaecidos hasta la fecha sin perjuicio de los que puedan llegar a pasar, siendo consciente que llegarán más y peores.
Esta directiva ha destruido el estilo de juego del Club, sus valores, sus sensaciones; es raro ver a un aficionado culé feliz en estos últimos años viendo en qué se ha convertido todo esto. Malas decisiones, malas negociaciones e incluso fichajes que no encajan en absolutamente nada en nuestro equipo, que no tienen nuestro famoso “ADN Barça” y para colmo, desprestigiar y desestimar los fichajes aconsejados por nuestro mayor pilar en el centro del campo de la historia reciente como Xavi Hernández.
Las comparaciones son odiosas, pero este verano está recordando a la nefasta época de Joan Gaspart como presidente del Fútbol Club Barcelona. Las pruebas son evidentes: en primer lugar, el vergonzoso caso de Eric Abidal, a quien estas personas repudiaron y engañaron después de todo lo ocurrido. Por otro lado, la marcha de Dani Alves que ni siquiera se molestaron en evitar, tampoco debemos olvidar el horripilante trato a nuestra querida Masía - en lo referente a la fuga de jóvenes perlas – que tanto nos ha dado. La no renovación momentánea de Lionel Messi, sí, nuestro 10, nuestra mitad de escudo, nuestra alma del equipo, nuestro corazón, nuestra bandera, nuestro Dios. El trato a nuestra autopista situada en el centro del campo, Andrés Iniesta. La marcha, por segunda vez y por si con una no había suficiente, de Neymar Jr. uno de nuestras bases de ataque, un compañero leal, necesario y vital para Messi, – sin olvidar a Luis Suárez – un amigo, un hermano.
La desastrosa política y planificación deportiva, la imputación por primera vez en la historia del mundo del fútbol de un Club por culpa de los mismos que hace poco tiempo nos decían que podíamos estar tranquilos con las firmas de nuevos jugadores, que el 10 había firmado su renovación, que el Fútbol Club Barcelona era la envidia del mundo, que el último en irse estaban seguros de que se quedaba al 200%. Los mismos que tiran de sentido del humor con los desastres provocados, los que se ríen de la afición, los que han provocado que seamos el hazmerreír del fútbol mundial, los que lo heredaron absolutamente todo y nos han dejado con las manos, el alma y el corazón vacíos.
Quizá no haya mencionado todos los escándalos que estas personas han realizado desde que han llegado aquí, quizá pudiera mencionar las cantidades desembolsadas por jugadores que han resultado ser pifias y que, o siguen aquí, o se vendieron por cantidades que en nada se referían a lo pagado anteriormente por ellos. Quizá no pueda sintetizar en una carta abierta de nuestros sentimientos como aficionados culés todo lo que pensamos, creemos, decimos y vemos. Quizá pueda caber decir que nos han quitado la ilusión por nuestro equipo, la fe que teníamos en este equipo; quizá podríamos decir que nos lo han quitado absolutamente todo.
Miles de sentimientos negativos es lo que sentimos. Rabia, dolor, coraje por esta situación. En la vida hay momentos en los que hay que saber decir “¡Basta!”, y creo que ha llegado el momento en el que los socios, los aficionados, los amantes del fútbol mundial que admiren o admiraron en algún momento a este Club, a este equipo, entonemos lo que a veces hay que saber decir: ¡BASTA!
Desde aquí, desde lo más profundo de mis sentimientos, quiero que volvamos a hacer historia, a ser el Club más grande del mundo, a recuperar nuestros “Valors”, a recuperar todo el legado que nos descubrieron al lugar que le corresponde. Y para conseguirlo, no queda más remedio – y demostrado ha quedado – que pedir la dimisión de Josep María Bartomeu, junto a su directiva, como presidente del Fútbol Club Barcelona.
Firmado: @_Cruyffismo